jueves, 8 de diciembre de 2022

Kintsugi en el corazón.

 El Kintsugi es una técnica japonesa mediante la cual piezas de cerámica rotas son reconstruidas usando polvo de oro mezclado con el material usado para volver a unir dichas piezas. Esto hace que las cicatrices del objeto sean visibles y bellas. 

La ruptura forma parte del proceso de la vida y el kintsugi creo que honra ese aspecto. Situaciones en las que algo se rompe. Algo físico o emocional también. 

Leí una vez que la técnica consta de algunos pasos concretos como 

  1. El accidente (la fractura del objeto y la reunión de los fragmentos)
  2. El armado (limpieza de las piezas y ensamble previo)
  3. La espera
  4. La reparación
  5. La revelación

Cada una de estas situaciones nos suponen un reto que aceptar e interiorizar. 

La sorpresa y el dolor de la fractura. El sobreponernos a ella en un primer nivel y tomar la decisión de que próximos pasos dar. La elección del perdón. 

El armado. Recoger con mucho amor y delicadeza las piezas rotas. Sin perder ninguna de ellas. Reconocer su estado y volver a aproximarlas a su lugar habitual. El cuidado. 

La espera. La preparación de la masa que volverá a unir todas las piezas. Con un toque imprescindible de amor en forma de polvo de oro. El amor que embellecerá la cicatriz y nos recordará la conexión con la naturaleza que hay escondida en cualquier cambio. En los cambios abruptos y dolorosos también hay una parte de renacer que nos cuesta a veces aceptar.

La reparación. Unir las piezas, sostenerlas y esperar el tiempo necesario para que vuelvan a unirse. La musica nos envuelve y las vibraciones de los diferentes sonidos se transmiten al objeto volviéndolo de nuevo a la vida.

La revelación. Transcurrido un tiempo el objeto vuelve a tener la fuerza original. Y las cicatrices forman parte de nuevo de su vida, de la vida. Como un recuerdo del dolor pero también de la superación. 


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