jueves, 21 de junio de 2018

21 de junio de 2018

Hay días que llego a casa y la llave de la puerta está echada. Lo que significa que no hay nadie dentro.

Entonces, cruzo el umbral, entro y me giro para volver a echar la llave de nuevo.

Lo que significa que no espero que nadie entre tras de mí.

Abro todas las ventanas para que corra el aire por la casa, con la esperanza de bajar algo la temperatura. O para distraerme. Quien sabe.

La casa esta completamente desordenada. No lo veo directamente porque evito posar la mirada sobre puntos conflictivos. Es mas bien una intuición constatada con una imagen muy fugaz que se cuela por el rabillo del ojo en la que veo montones de ropa y cosas por algunas esquinas.

Hoy me levanté relativamente temprano para tomar la ducha que anoche no tomé por lo cansada que estaba.  Pese a madrugar, he salido tarde de casa. Apurando los últimos momentos con Jose y Miguel antes de que se bajaran a Granada.

En el trabajo me arrastro a mi misma para conseguir sacar algo de partido al dia. Me propongo trabajar al llegar a casa. Por la noche. Pero la realidad es que a la salida del trabajo se cruza en mi camino una charla de cambio climatico

Se presenta un verano raruno delante de mi. De nosotros. Así que me propongo aprovecharlo al máximo. Y eso significa hacer. Saborear. Apreciar cada hueco el día a día.Vivir.